Medusa
Solo sé crear acertijos pretenciosos.
Es una enredadera,
que esconde todo
y se oculta a sí misma.
Creo que jamás digo la verdad. A veces me doy esa impresión, y busco refugio en el silencio.
Porque te quiero proteger.
Porque me reconozco frágil,
te amo con delicadeza.
De cierto modo, sé que podría detener tu caída
porque tengo fe.
He hecho cosas buenas, he hecho las cosas bien. No sé por qué estoy tan triste.
A veces me cuesta comprender hasta qué punto me he dañado. Creí tener una responsabilidad, una tarea que me pertenecía solo a mí. Algo que solo yo podía hacer, y que me duele, pero me mantiene despierta.
En resonancia con mi alma,
cerraría los ojos
y nos encontraríamos.
Tu gratitud y mi destino ineludible.
Mi alma y mi mente están rotas. Desbordándose. Pero sigo llena de fe, y llena de amor. Y me duele, pero jamás se acaba. Y me duele, porque jamás se acaba.
Si privilegio la calma y renuncio a mi propósito, terminaré quedándome vacía.
Poco a poco, haré de este silencio aparente parte de mí. No quiero sentir más dolor. Dentro de mi alma y mi mente rotas, me quedaré sin palabras y sin letras.
El final del murmullo de mis pensamientos.
Dejaré de tener control sobre mi silencio y no tendré nada más. Mi calma es el final de mis ambiciones, mi motivación y mis contradicciones.
Dejaré de caer por pedazos al abismo. Poco a poco, mi corazón acabará de derretirse.
¿Seré feliz?
Suena ridículo y continuo negándome, pero me duele mucho. Tengo mucho miedo.
¿Qué quedará de mí, para que ames?
Es la incertidumbre.
¿Es que acaso hubo algo, alguna vez?
Es una enredadera,
que esconde todo
y se oculta a sí misma.
Creo que jamás digo la verdad. A veces me doy esa impresión, y busco refugio en el silencio.
Porque te quiero proteger.
Porque me reconozco frágil,
te amo con delicadeza.
De cierto modo, sé que podría detener tu caída
porque tengo fe.
He hecho cosas buenas, he hecho las cosas bien. No sé por qué estoy tan triste.
A veces me cuesta comprender hasta qué punto me he dañado. Creí tener una responsabilidad, una tarea que me pertenecía solo a mí. Algo que solo yo podía hacer, y que me duele, pero me mantiene despierta.
En resonancia con mi alma,
cerraría los ojos
y nos encontraríamos.
Tu gratitud y mi destino ineludible.
Mi alma y mi mente están rotas. Desbordándose. Pero sigo llena de fe, y llena de amor. Y me duele, pero jamás se acaba. Y me duele, porque jamás se acaba.
Si privilegio la calma y renuncio a mi propósito, terminaré quedándome vacía.
Poco a poco, haré de este silencio aparente parte de mí. No quiero sentir más dolor. Dentro de mi alma y mi mente rotas, me quedaré sin palabras y sin letras.
El final del murmullo de mis pensamientos.
Dejaré de tener control sobre mi silencio y no tendré nada más. Mi calma es el final de mis ambiciones, mi motivación y mis contradicciones.
Dejaré de caer por pedazos al abismo. Poco a poco, mi corazón acabará de derretirse.
¿Seré feliz?
Suena ridículo y continuo negándome, pero me duele mucho. Tengo mucho miedo.
¿Qué quedará de mí, para que ames?
Es la incertidumbre.
¿Es que acaso hubo algo, alguna vez?
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