Cometa

Porque nací durante primavera, a veces digo que soy una flor. En realidad, al principio fue una coincidencia. No me decido por una especie, sin embargo, y tengo mis razones. En secreto, también le otorgo un paralelismo floral a los objetos de mi amor. Sucede solo y me dejo llevar, porque pienso que amar es compartir, o algo parecido.

Mi nombre significa «castillo» y me gusta jugar a las princesas y caballeros. Les pongo colores y formas, y les otorgo reinos y armaduras. Acabó por tener sentido, desde la perspectiva de mis historias, pero al inicio también fue una coincidencia.

He sido un fantasma, una medusa, una estrella y un gatito calicó. Me gustan los zorros y los calamares, y siempre creí gustarles. He sido una cereza, cuando esperaban mirarme como manzana, y me he movido desde el vacío del espacio hasta el fondo del océano, para cumplir mi rol como llave, vapor y nubes. Por azar o por destino, y por eso no sé qué creer. Siento esa responsabilidad conmigo misma porque puedo darle un sentido a todo, ya que soy la dueña de las palabras, pero esta no es una fantasía creada a partir de rayitos de sol. Es que he contado esta historia por veintitrés años y es importante para mí. Inventé la ley de las estrellas, ¡inventé la paradoja del visón!

Quiero vivir siendo genuina. Quiero tener esa opción. He pensado muchísimo en cómo hacer las cosas bien, porque prefiero cometer atrocidades por descuido, y no por ignorancia. No quiero arrepentirme y extrañarte. Conozco mi teclado de memoria y recuerdo mis sueños pasados, mientras estoy soñando, pero todo es tan subjetivo cuando yo misma soy quien decide el resto. No siento mucha compasión por mí misma y a veces pierdo esa conexión y me odio por no hacer las cosas bien. Por algún motivo, creo tener una misión que cumplir, y me decepciona fallar, aunque nadie más sepa que he fallado. En ocasiones, lo veo todo con claridad, pero luego mi amor y mi infinita tristeza suben como espumita. Tengo que aprender a perdonarme y tengo que perderle el miedo al dolor. Y ahí residen todas mis dudas.

Pienso que soy un cometa pero escribo estrellitas junto a mis iniciales, y aunque tengo un corazón de hielo, sonrío con los ojos y mis palabras saben a miel. Siento mucha angustia por todo, menos por mí misma. Aunque soy muchas contradicciones aparentes, me conozco más que mucho. Un montón. Una galaxia. Es por eso que a veces logro sentirme muy feliz.

Me muevo continuamente entre una resignación desoladora y una esperanza incondicional. Ahora mismo, solo cuento con mis incertezas y la suavidad de mis canciones. Por todo esto, es que no necesito que sientas un amor incompleto por mí. Nunca he perdido la fe y genuinamente lo espero todo. No tengo remedio, pero nunca pensé que algo así me impidiera de nada. Si me siento en sintonía conmigo misma, entonces siento amor, y si siento un amor tan sincero como el mío, ¡entonces lo tengo todo!

Ya te hablé sobre cómo hemos sido creados. Como solo puedes verme una vez cada mucho tiempo, ¿vas a pedir un deseo, cuando lo hagas?

(No tiene nada que ver, pero acabo de descubrir a Tobias Tovera y espero no olvidarlo)

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