We'll meet again
Soy capaz de atravesar el cielo. Poco a poco, comprendo lo que me impulsa y lo que me motiva. Mi amor incondicional por la existencia en contraste a mis continuos deseos de morir, todos esos secretos que oculto apenas, cuando pregunto "¿puedo confesarte algo?". Y todo lo que aún no descubro, frente a mis ojos.
Creí que iba a ser más difícil. Y más fácil, también. Cuando la verdad solo se aparece y choca contra mí, admito que he llorado mientras escribo. Es una especie de decepción premonitoria la que me prepara, y una especie de comprensión que me supera. Una vez que lo asimilo todo, me repongo y puedo continuar conversando contigo. No sé bien hasta qué punto ralla la decepción, tampoco tenía grandes expectativas. Solo se devuelve en un ciclo preocupante, al que temes, porque conoces bien. Tan bien como yo.
Quizás no es el momento, o mi mejor momento. No quiero hablar de ti, no sé bien qué decirte. Tiento al destino, a ver qué tanto confías en él. Mi felicidad es ilusoria, pero no imaginaria. Al menos no del todo. Mi existencia sube como burbujitas y juego a las casualidades.
Por eso es que límites me gusta más que trigonometría.
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