El Pol me da asco porque es un cobarde. Se teme hasta a sí mismo. Jamás voy a saber qué piensa, porque no es capaz de tener sus propias ideas. Es una sombra miserable de todo lo que aprende. No sabe quién es y se conforma con distraerse. Es inercia y espacios incompletos. No quiere descubrir nada capaz de moverlo. Está quieto y haciéndose cenizas.

No tiene nada que me provoque curiosidad más que sus continuas evasiones. No puede sonreír frente a mí, porque no sabe cómo sentirse. Nadie se lo ha dicho.

Ni siquiera se atrevería a preguntarlo.

Está vacío.

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