La distancia entre las medusas
Mi tristeza es una herida tan profunda que no sé transformarla en palabras. Me pierdo en el camino.
Hay muchas cosas que he comprendido apenas. Me da mucha vergüenza admitir lo ilusa que soy, y a veces pienso que no tengo remedio. No sé bien si me desanima. Pareciera que preocuparme mucho por todo es parte de mis cualidades. Sentirme tan relevante podría ser el mayor de mis defectos.
Me siento tan responsable por todo lo que me rodea. De algún modo, pienso que tengo el poder de cambiar el universo. Toda esta historia de ser una estrellita, me la creo por completo; Estoy convencida y quisiera que todos lo supieran. Quizás sobreestimo mis habilidades. Es que siempre puedo ser mejor, pero también sé que puedo conseguirlo.
Admito que he querido ayudarte. No me gusta involucrarme demasiado, porque reconozco mi fragilidad y necesito protegerme. He querido salvar las distancias, pero jamás confiarías en mí de ese modo. Insisto en preocuparme por ti, porque me siento responsable de hacerte sentir un poco mejor. Y eso es porque pienso que puedo hacerlo.
Pienso que mis intenciones son fáciles de descifrar, pero mi forma de hacer las cosas refleja mucho el miedo que siento por ser herida y es aún más fácil malinterpretarlas.
Sé que no puedes saber lo que pienso si no te lo he dicho jamás, y es por eso que no te culpo.
Por algún motivo, me tomo la desesperanza con mucha calma. Sé que te molesta la naturalidad con que acepto las respuestas negativas. Me arrepiento por no saber ser más sincera. No quería que te preocuparas por mí. La verdad es que todo me duele muchísimo.
No quiero hablar de amor ni desamor, porque sentí algo muchísimo más difícil de entender. No te tengo demasiada fe, porque siempre sentí que no te esforzabas por comprenderme. Al final, me encerré en el silencio de buscar respuestas por mi cuenta.
Realmente me habría gustado ser más sincera contigo, pero sé que no era la respuesta.
A veces, realmente extraño tenerte cerca. Saber que no te necesitaba me hacía feliz. Te amaba con toda la calma que poseía, con todas mis certezas y con todas mis ilusiones, y podía ser ambiciosa con el futuro, porque pensé que amarte jamás me haría daño.
Me consuela pensar que quizás aprendas lo que he aprendido yo, más adelante. Quisiera haberte ayudado más. Siempre he sentido que mi vida pierde un poco el sentido cada vez que veo las cosas hacerse pedazos, sin interferir. Ahí está la persona de la que estaba enamorada, rompiéndose en miles de pedacitos, sin saber armarse.
Es irónico, porque desearía que jamás me hubieras visto así, como soy.
Quizás soy quien más ayuda necesita, y de todos modos no sabría aceptarla.
Realmente debió ser difícil quererme. Lo siento mucho.
Me esforzaré por ser muy feliz, en otra vida. Descubriré una certeza y te buscaré, para regalártela.
Sé que te voy a encontrar. Me tengo mucha fe.
Hay muchas cosas que he comprendido apenas. Me da mucha vergüenza admitir lo ilusa que soy, y a veces pienso que no tengo remedio. No sé bien si me desanima. Pareciera que preocuparme mucho por todo es parte de mis cualidades. Sentirme tan relevante podría ser el mayor de mis defectos.
Me siento tan responsable por todo lo que me rodea. De algún modo, pienso que tengo el poder de cambiar el universo. Toda esta historia de ser una estrellita, me la creo por completo; Estoy convencida y quisiera que todos lo supieran. Quizás sobreestimo mis habilidades. Es que siempre puedo ser mejor, pero también sé que puedo conseguirlo.
Admito que he querido ayudarte. No me gusta involucrarme demasiado, porque reconozco mi fragilidad y necesito protegerme. He querido salvar las distancias, pero jamás confiarías en mí de ese modo. Insisto en preocuparme por ti, porque me siento responsable de hacerte sentir un poco mejor. Y eso es porque pienso que puedo hacerlo.
Pienso que mis intenciones son fáciles de descifrar, pero mi forma de hacer las cosas refleja mucho el miedo que siento por ser herida y es aún más fácil malinterpretarlas.
Sé que no puedes saber lo que pienso si no te lo he dicho jamás, y es por eso que no te culpo.
Por algún motivo, me tomo la desesperanza con mucha calma. Sé que te molesta la naturalidad con que acepto las respuestas negativas. Me arrepiento por no saber ser más sincera. No quería que te preocuparas por mí. La verdad es que todo me duele muchísimo.
No quiero hablar de amor ni desamor, porque sentí algo muchísimo más difícil de entender. No te tengo demasiada fe, porque siempre sentí que no te esforzabas por comprenderme. Al final, me encerré en el silencio de buscar respuestas por mi cuenta.
Realmente me habría gustado ser más sincera contigo, pero sé que no era la respuesta.
A veces, realmente extraño tenerte cerca. Saber que no te necesitaba me hacía feliz. Te amaba con toda la calma que poseía, con todas mis certezas y con todas mis ilusiones, y podía ser ambiciosa con el futuro, porque pensé que amarte jamás me haría daño.
Me consuela pensar que quizás aprendas lo que he aprendido yo, más adelante. Quisiera haberte ayudado más. Siempre he sentido que mi vida pierde un poco el sentido cada vez que veo las cosas hacerse pedazos, sin interferir. Ahí está la persona de la que estaba enamorada, rompiéndose en miles de pedacitos, sin saber armarse.
Es irónico, porque desearía que jamás me hubieras visto así, como soy.
Quizás soy quien más ayuda necesita, y de todos modos no sabría aceptarla.
Realmente debió ser difícil quererme. Lo siento mucho.
Me esforzaré por ser muy feliz, en otra vida. Descubriré una certeza y te buscaré, para regalártela.
Sé que te voy a encontrar. Me tengo mucha fe.
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