Cartas a Dios

Se me acabaron las lágrimas. Hay arañas en mis manos y debajo de mi lengua.

No merezco sentirme bien. Al menos no estos días. Me siento inquieta y no tengo alternativa. Hay cosas que preferiría no haber visto, porque comparto la culpa al ocultar el secreto. Y me da miedo pensar en cómo va a descubrirse todo. Como todo lo que siento, es un secreto sobre otro.

Admitir que solo sé mentir, y no saber ser feliz, no son excusas para hacerle daño a nadie. Mi poco amor propio y mi poco amor por los demás son la justificación que tengo ante mí misma. Ya lo he visto.

No sé qué hacer. No me importa demasiado permanecer en la incertidumbre, pero quisiera poder olvidarlo. No tengo el valor para ver cómo todo se acaba por destruir.

Se me derrite el alma, pero me gana el silencio.

No tengo ganas de ser amada, esta vez.

Espero morirme pronto.


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