Douce-amère


A veces, mis preocupaciones poseen nombre y apellido. No hago las cosas bien, no soy sincera ni me muestro como soy. Sé que no estoy lista para mantenerme en una relación de cualquier tipo, e intento no arrastrar a nadie a quererme demasiado. Me aterra que esperen de mí cosas que no soy capaz de ofrecer. De todos modos, me veo a mí misma como una trampa muy engañosa, ya que mis intentos por esconder(me) siguen siendo sutiles, y están disfrazados de modestia y buenas intenciones. Debo admitir que me esfuerzo mucho en ello. Todo está en las apariencias y no consigue molestarme, porque no es algo que aplique solo para mí.

Quizás tengo un problema tan grave que soy incapaz de verlo. Han dicho que soy egoísta, orgullosa, cruel, e incluso le han otorgado a mi "necesidad de amor" el título de desquiciada. No puedo quejarme por nada que digan sobre mí ni voy a hacerlo, ya que pocas veces he sido transparente respecto a lo que siento y a lo que soy. No es su culpa si confunden lo que hago.

Soy, sin embargo, muy observadora. No importa si solo yo no soy para ellos, es que ellos tampoco son lo que busco. Al final, no importa si solo tenemos permitido creer que nos queremos por unos instantes. Es suficiente y tentaré al destino hasta cierto punto, pero hay un momento en que la resignación me gana. Quizás suceda, y quizás es verdad que nada va a cambiar mi mundo, pero mi tranquilidad reside en otra esperanza que jamás abandono: soy quien soy ahora y busco a quien busco todo el tiempo, en función de lo que soy. La persona que deseo encontrar quizás aún no se convierte en eso y, tal vez, yo aún no me convierto en la persona que deba ser encontrada.

Insisto en que tal vez estoy equivocándome por completo, pero me atrevo a perseguir mis propias verdades. Algún día, terminaré de construir mi gran certeza. Podría ser la única que consiga, o quizás logre abrir mi corazón y creer en algo más. Voy a convertirme en algo totalmente mío y seré dueña de mi amor. Y podré volver a amar, sinceramente.

Puri.



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