La ley de las estrellas
Si piensas en mí tanto como yo lo hago, solo hace falta tiempo para que volvamos a encontrarnos.
Confié ciegamente en el mar de estrellas, cerré mis ojos ante la gran pregunta de realidad. Y aún deseo tocarte, y que dejes de ser la idea de miles de sentimientos que se han apagado con el tiempo -no completamente-. Te busco en lugares distintos, te encuentro como algo nuevo. Acudo a ti como mi respiro de magia, y mi dosis azul de realismo fantástico. Como las palabras que me enseñaste, y eso que sigo extrañando las miles de historias.
He recorrido el largo camino de los años, solo para volver a encontrarme con el polvo cósmico que dejó. Parece tiza sobre mis dedos, me marca la piel con colores. Realmente me gusta sentirme pintada por el pasado. A veces, no sé qué tan aludida debo sentirme por tus historias. Yo misma me considero el personaje de muchas, siendo egoísta y rosa, con todo lo que has aprendido conmigo. Porque eres el azul de mis cuentos, y especialmente porque eres ese azul que me gusta infinitamente.
Así que me siento cnidaria y más medusa que nunca, y me atribuyo el amor por el amor y por todo, en realidad. Hago mía la tragedia de esperar a la distancia, la amabilidad de las respuestas y la suavidad en cada una de las palabras.
Ahora, has sabido capturar muchos de mis defectos, tan exagerados como cada una de mis virtudes. Entonces, dejo de ser yo, y me convierto en algo distinto, con otro nombre, con otra forma, con el cabello largo y oscuro como en los recuerdos, ínfima y prometedora, y con ese misterio desquiciado. Puedo volver inseguro a cualquiera. Puedo destruirlo todo, y me ayudaste a comprenderlo.
Eres mi caballerito azul y estás al otro lado del universo.
Una vez, y cada muchos años, lograremos conectar cada una de nuestras estrellas y le daremos forma.
Me consuela saber que tu brillo me acompañará en el cielo, incluso cuando dejes de existir, por un tiempo más.
Así como continuarás siendo el personaje recurrente que busque en cada uno de mis viajes, incluso si te olvido de a poco, y muy lentamente, para luego recordarte de golpe.
Así es como debe ser. Porque esta historia no tiene ninguna enseñanza, porque todo lo que he dicho no tiene relación, porque me siento en una mezcla bajo microscopio cada vez que intento decirlo.
Así es como debe ser.
Confié ciegamente en el mar de estrellas, cerré mis ojos ante la gran pregunta de realidad. Y aún deseo tocarte, y que dejes de ser la idea de miles de sentimientos que se han apagado con el tiempo -no completamente-. Te busco en lugares distintos, te encuentro como algo nuevo. Acudo a ti como mi respiro de magia, y mi dosis azul de realismo fantástico. Como las palabras que me enseñaste, y eso que sigo extrañando las miles de historias.
He recorrido el largo camino de los años, solo para volver a encontrarme con el polvo cósmico que dejó. Parece tiza sobre mis dedos, me marca la piel con colores. Realmente me gusta sentirme pintada por el pasado. A veces, no sé qué tan aludida debo sentirme por tus historias. Yo misma me considero el personaje de muchas, siendo egoísta y rosa, con todo lo que has aprendido conmigo. Porque eres el azul de mis cuentos, y especialmente porque eres ese azul que me gusta infinitamente.
Así que me siento cnidaria y más medusa que nunca, y me atribuyo el amor por el amor y por todo, en realidad. Hago mía la tragedia de esperar a la distancia, la amabilidad de las respuestas y la suavidad en cada una de las palabras.
Ahora, has sabido capturar muchos de mis defectos, tan exagerados como cada una de mis virtudes. Entonces, dejo de ser yo, y me convierto en algo distinto, con otro nombre, con otra forma, con el cabello largo y oscuro como en los recuerdos, ínfima y prometedora, y con ese misterio desquiciado. Puedo volver inseguro a cualquiera. Puedo destruirlo todo, y me ayudaste a comprenderlo.
Eres mi caballerito azul y estás al otro lado del universo.
Una vez, y cada muchos años, lograremos conectar cada una de nuestras estrellas y le daremos forma.
Me consuela saber que tu brillo me acompañará en el cielo, incluso cuando dejes de existir, por un tiempo más.
Así como continuarás siendo el personaje recurrente que busque en cada uno de mis viajes, incluso si te olvido de a poco, y muy lentamente, para luego recordarte de golpe.
Así es como debe ser. Porque esta historia no tiene ninguna enseñanza, porque todo lo que he dicho no tiene relación, porque me siento en una mezcla bajo microscopio cada vez que intento decirlo.
Así es como debe ser.
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