Ficción
Todo ha salido bien. Casi. Me siento algo deprimida por mis propios secretos, pero la muerte es algo con lo que se aprende a vivir, y extrañar puede mover mi corazón.
Estoy ocupada en no hacer nada, he pensado muchísimo, he analizado todo. Las conversaciones han cambiado de significado y creo que no me he explicado del todo bien, pero estoy satisfecha con el resultado vago. O algo parecido. Me gustaría poder arrastrarte a que me ames, sin darte nada a cambio. Porque sabes que en el fondo te detesto.
No le hago a la venganza, no me mueve el rencor, no me motiva el odio. Pero te detesto, y lo que siento por ti está mezclado y no es menor. Es como si reaccionara cada vez que dices algo bueno. A veces, desearía que te sintieras miserable, porque creo que lo eres. Y justo después de pensarlo, todo se desvanece y siento ganas de ayudarte.
En fin, te aprecio. Es un sentimiento de amistad bizarra, iluminado por mi personalidad inquebrantablemente positiva y lo demás que solo escribo. Lo que pienso, lo que está encerrado.
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