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Poco a poco, construí esa necesidad de saberlo todo. Quería saber siempre lo que pensabas, y lo que pensabas sobre mí. Bueno, ahora me doy cuenta de lo alejada que he estado de esa soledad, y lo mucho que he olvidado mis viejas malas costumbres.
Es extraño ser feliz, se siente en muchas partes del cuerpo. Y encima, es como un escudo protector contra el dolor. Nada duele tanto, realmente, cuando tu corazoncito está feliz. Sanas más rápido y todo huele a dulces. La tristeza eterna me había congelado el alma, pero hoy recibo al universo en un espacio tibio de mi pecho. No sé, muy extraño.
Ah, y eso, extraño escribir. Es que se me va el tiempo conversando en mi mente, y le cuento mis conclusiones a un alma que jamás escucha, pero siempre me entiende. En lugar de venir aquí a arrojar las letras, a ver si alguna florece por pura casualidad. ¿Quizás me dejó de preocupar tanto que sepan lo que pienso? Así como dejé de querer saberlo con ustedes. Y contigo. Antes me sabía los links de memoria jaja. Mi curiosidad sigue viva, pero es que se me olvida. Debe ser que estoy ocupada siendo más feliz.
También me volví a pensar el dilema del vizón. Después de terminar la ruta de Mink, algún día entre 2013 y 2014, lloré mares dándome cuenta del verdadero desafío en los juegos otome: es que no podís volver a intentarlo en la vida real. Me obsesioné con prever los resultados de mis propias decisiones, pensando en cómo se me había suicidado Mink en todas las rutas, buenas y malas, que no eran la suya. Y bueno, yo era Dios, todo dependía de mí. La primera vez lo adelanté todo, porque no soportaba tanto dolor. Tenía que quedarme a verlo, es terrible ser Dios.
Me impresiona aún lo mucho que este insight, absurdo y evidente, me cambió la vida. No dejo de imaginarme universos alternativos, no puedo evitarlo. Si existieran, quisiera verlos en mis sueños. Aunque sí sucede, son pocas las veces en que cuestiono mis respuestas, ahora en esta vida. Por amor a la curiosidad, y nunca porque la vida se me vuelva violeta. Escucho la respiración de mi hijo, mi persona favorita en el universo, y siento que nací para compartir estos instantes.
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