rewind
Sueño muchísimo con recoger monedas, con que alguno de mis dientes se rompe o deshace solo, o que estoy rodeada de arañas. No todas son pesadillas, aunque sí las he tenido casi a diario estos últimos tres meses. Me cuesta levantarme, pero por sobre todo me ha costado querer despertar. Me da miedo la vida real y siento mucha curiosidad por soñar y recordar. He pensado un montón en todo esto y estoy muy convencida de que puedo ver algo muy real cada vez que sueño. He tomado el lugar de Javiera paralela, pero también he vivido siendo algo que no tiene nada de mí. Cada vez que sueño, puedo acceder a una clase de memoria similar a la que tengo en esta vida lúcida. Lo he hablado con más personas y no parezco ser la única capaz, y es por lo mismo que no comprendo cómo nadie le da tanta importancia como yo. Revivo recuerdos de sueños anteriores y repito las historias, visito los lugares y recuerdo cómo llegar, y me reencuentro con personas que no logro recordar si no estoy dormida.
Mi perrita, mi hijo y mi bisabuela me han visitado en ocasiones, y han actuado como si jamás hubieran muerto. La calidez de los sueños felices me duele a la larga, pero hay algo en esa incerteza que me reconforta. Algo parece no encajar y se me deshacen los ánimos, pero me siento agradecida de poder recordar.
Le he perdido el miedo a los insectos, o es que jamás supe que no lo sentía. El café muy dulce y los limones me quitan las náuseas, y a veces olvido si me he tomado ya mis pastillas para dormir. Busco en mi cuerpo alguna señal, pero a veces no la encuentro. Pienso que no importa si las vuelvo a tomar por error, pero entonces recuerdo que sí que importa.
He soñado con algunas conversaciones que me han dejado más tranquila, pero también han aparecido situaciones inquietantes. No comprendo bien por qué me esfuerzo tanto por mantenerme en silencio.
Al final no he logrado sentirme más o menos triste que antes. Todo el rencor, el asco y la decepción acaban siendo un poco más de dolor y cosas en las que pienso. No tengo tiempo para hablar sobre esto, porque necesito seguir pensándolo; ¿no te pasa?
No importaba en qué dirección intentara correr, porque era más rápido y fuerte que yo. Bastaría que me viera para quitarme del camino. Podía repetirlo como quisiese, pero nada cambiaría lo que sucediera. Habían globos aerostáticos y olor a pólvora. También había conejos muertos que no debí haber visto. Su determinación superaba a la mía y todo se volvía confuso cuando debí comenzar a correr, y luego ya no era yo, y nadie era yo, pero yo era todos.
Hace muchísimo frío.
Mi perrita, mi hijo y mi bisabuela me han visitado en ocasiones, y han actuado como si jamás hubieran muerto. La calidez de los sueños felices me duele a la larga, pero hay algo en esa incerteza que me reconforta. Algo parece no encajar y se me deshacen los ánimos, pero me siento agradecida de poder recordar.
Le he perdido el miedo a los insectos, o es que jamás supe que no lo sentía. El café muy dulce y los limones me quitan las náuseas, y a veces olvido si me he tomado ya mis pastillas para dormir. Busco en mi cuerpo alguna señal, pero a veces no la encuentro. Pienso que no importa si las vuelvo a tomar por error, pero entonces recuerdo que sí que importa.
He soñado con algunas conversaciones que me han dejado más tranquila, pero también han aparecido situaciones inquietantes. No comprendo bien por qué me esfuerzo tanto por mantenerme en silencio.
Al final no he logrado sentirme más o menos triste que antes. Todo el rencor, el asco y la decepción acaban siendo un poco más de dolor y cosas en las que pienso. No tengo tiempo para hablar sobre esto, porque necesito seguir pensándolo; ¿no te pasa?
No importaba en qué dirección intentara correr, porque era más rápido y fuerte que yo. Bastaría que me viera para quitarme del camino. Podía repetirlo como quisiese, pero nada cambiaría lo que sucediera. Habían globos aerostáticos y olor a pólvora. También había conejos muertos que no debí haber visto. Su determinación superaba a la mía y todo se volvía confuso cuando debí comenzar a correr, y luego ya no era yo, y nadie era yo, pero yo era todos.
Hace muchísimo frío.
Comentarios
Publicar un comentario