El día en que termina el otoño
Está bien si no me la puedo. La historia de ser el sol y las estrellas está bien, también. Todo está bien y todo lo estará, de algún modo. No necesito probarle nada a nadie, y tampoco es necesario que me muera, si de pronto todo decide destruirse. Está bien si no me la puedo. No pasa nada. Esta es mi segunda oportunidad. He muerto, y poco a poco podría volver a vivir. Con paciencia y templanza, y con amor. Sí se puede. Me lo repito con frecuencia. Estoy haciendo todo mal, pero al final eso no es lo que importa. No se trata de lo que merezco o de lo que necesito. Es lo que es. No sé hasta qué punto consiga darme ánimos. No quiero hacerle daño, ¿cómo le digo que no me ame? Estoy aterrada. Siento que tengo el peso del universo sobre mis pestañas, y está bien si no lo puedo soportar. No sé si alguien podría. No me puedo exigir tanto. Me amo mucho y me odio un montón, y tengo mucho miedo y mucho frío. Estoy tan triste y tan enojada, ¿realmente tengo fe en algo? Si la