Trampa para osos
Aquí nadie viene por que esté feliz. Y ya no sé cuánto tiempo llevo siendo tan miserable, pero seguro es un poquito más de lo que pienso. Quisiera cerrar los ojos por mucho rato hasta sentir que mi respiración se calma, y mis latidos dejan de atravesarme como golpes en la garganta. Pero nadie tiene tanto tiempo. No sé si estoy atrapada o resignada contra algo. No recuerdo la última vez que tuve que hacerme estas preguntas. Solo sé que siento que mi alma se deshace un poquito más, cada día. Y que no hay abrazos ni sonrisas que valgan.
Bueno, en realidad sí, hay una.
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